Terapia de pareja, una elección que puede hacer la diferencia

La terapia de pareja desde un enfoque de terapia familiar se basa en la comprensión de que las relaciones de pareja no existen en un vacío aislado, sino que están influidas por sistemas familiares más amplios. Esta perspectiva se centra en cómo las dinámicas familiares pasadas y presentes (como las interacciones con padres, hermanos y otros miembros de la familia) afectan a la pareja y a su relación. En lugar de tratar los problemas exclusivamente dentro de la relación de pareja, se toma en cuenta el contexto familiar más amplio, lo cual puede ofrecer soluciones más integrales.
Características clave de la terapia de pareja desde un enfoque familiar:
Visión sistémica: Se considera que la relación de pareja es un sistema dentro de un sistema mayor, es decir, la familia. Los conflictos o patrones disfuncionales de la relación de pareja pueden estar influenciados por otros miembros de la familia, incluso si estos no están presentes en las sesiones.
Intervención en patrones familiares: En este enfoque, se exploran patrones de comunicación y comportamientos aprendidos en la familia de origen de cada uno de los miembros de la pareja. A menudo, las creencias y actitudes sobre las relaciones o el conflicto provienen de lo que se vivió en la infancia o en la familia de origen.
Identificación de roles familiares: En muchas familias, ciertos roles (como el "cuidador", el "rebeldes", el "pacificador", etc.) se repiten de generación en generación. Estos roles pueden influir en cómo las personas manejan las tensiones dentro de su relación de pareja. La terapia busca identificar estos roles y cómo afectan la dinámica de la pareja.
Trabajo con las emociones y expectativas familiares: A veces, las expectativas de los padres o familiares cercanos pueden influir en la pareja, ya sea con expectativas sobre la vida de pareja o sobre los roles dentro de la relación. Explorar estas presiones externas es importante para mejorar la relación.
Construcción de un espacio para el entendimiento mutuo: Al considerar las perspectivas de ambos miembros dentro de su contexto familiar, la terapia busca crear un espacio de comprensión y empatía entre ellos. Se abordan las emociones profundas que pueden estar detrás de ciertos conflictos, más allá de las disputas superficiales.
Ejemplos de cómo se aplica:
Explorar la historia familiar: Un terapeuta puede preguntar sobre la historia de las familias de ambos miembros de la pareja para comprender mejor los patrones que se repiten, como la forma en que se gestionaban los conflictos, las expectativas sobre la relación o el rol que jugaban los miembros dentro de la familia.
Involucrar a los miembros de la familia: En algunos casos, si la relación de pareja está fuertemente influenciada por las tensiones o dinámicas familiares externas, puede ser útil incluir a otros miembros de la familia en algunas sesiones para abordar las influencias de estos sistemas.
Beneficios:
Fomenta una comprensión más profunda de cómo los contextos familiares influencian la relación.
Ayuda a identificar patrones y creencias que pueden estar perpetuando los conflictos de pareja.
Promueve la resolución de conflictos no solo dentro de la pareja, sino también dentro de la estructura familiar más amplia.
Puede ser útil en situaciones en las que el conflicto de pareja está vinculado a la familia extensa, como padres, hermanos u otros miembros cercanos.
En resumen, la terapia de pareja desde el enfoque de la terapia familiar va más allá de tratar problemas inmediatos entre los miembros de la pareja. Explora cómo las influencias y dinámicas familiares pasadas y actuales impactan en la relación de pareja, buscando una solución más integral y duradera.